El informe «Redes Eléctricas y Transiciones Energéticas Seguras» , elaborado por la Agencia Internacional de Energía (AIE), advirte que si los países no aumentan sus inversiones en la renovación de redes eléctricas a más de US$ 600 mil millones al año, podríamos ver un aumento de 58 mil millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera adicionales entre 2030 y 2050. Lo que equivale a todas las emisiones de CO2 del sector de energía global en los últimos cuatro años.
Estas nuevas emisiones provocarían un aumento de la temperatura global más allá del 1.5°C establecido en el acuerdo climático de París y tendría consecuencias desastrosas para el clima: sequías más prolongadas, inundaciones más frecuentes y tormentas más intensas, además de problemas de seguridad energética a nivel mundial.
El documento detalla que para cumplir con los objetivos de seguridad climática y energética «es necesario duplicar la renovación de redes en aproximadamente 80 millones de kilómetros de líneas de transmisión para 2040, equivalente a toda la capacidad de transmisión existente hoy en el mundo».
La renovación de las redes eléctricas no está al ritmo del rápido crecimiento de tecnologías limpias clave como la energía solar, eólica, vehículos eléctricos y bombas de calor. Sin una mayor atención política y mayores inversiones, los déficits en la extensión y calidad de la infraestructura de red podrían hacer que el objetivo de limitar el calentamiento global sea inalcanzable y socavar la seguridad energética.