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BASF: «Consumimos y desechamos. Cambiar esa mentalidad en industria y ciudadanos, es un largo camino»

El gerente de sostenibilidad de la empresa química de origen alemán, Ricardo Viana, fue el protagonista de Diálogos Sostenibles esta semana. El experto tiene un sentido de urgencia con el cambio climático y la necesidad de avanzar hacia una economía circular: "No nos resta mucho tiempo para hacer esa transición. Vivimos y sufrimos los efectos del cambio climático (...) la circularidad se debe escalar, acelerar. Se habla mucho de aprovechamiento de desechos, pero se trata de recursos que se pueden usar para otras etapas".

Basf tiene 158 años en el mercado. Es la empresa química más grande del mundo. La responsable de la creación del salitre sintético, que empujó al sector agroindustrial, y que le valió que sus profesionales recibieran, en 1931, el Premio Nobel de Química. La tintura azul índigo de los jeans también nació en sus laboratorios en Alemania. La cinta  magnética de los cassettes, fue otra de sus innovaciones,

En Chile poseen una planta ubicada en Concón, con más de 300 trabajadores que tienen la particularidad de ser los únicos en el mundo en producir una resina que se llama Palatal, para uso minero, y saponina que se extrae del quillay, para la agricultura. Y tal como lo están empujando en los 165 países en que participan, la fábrica se nutre de energías renovables y está en un fuerte proceso por reducir la huella de carbono de las materias primas que utilizan.

La compañía tiene la meta de llegar a la carbono neutralidad en 2050. «Estamos trabajando para lograrlo», admite a ESGHOY su gerente de Sustentabilidad para América del Sur, Ricardo Viana, al precisar que el primer paso será el 2030, donde deberán reducir en un 25% la huella actual, teniendo como base el 2018, «donde nos propusimos producir el doble con la mitad de emisiones».

Existe un fuerte cuestionamiento y diversos estudios plantean que pocas empresas llegarán a la carbono nuetralidad en 2050, se habla que sólo un 5%, podrá cumplir esa meta. ¿Lo van a lograr?

Si tienes un destino tienes que tener un mapa. Y lo que hicimos desde el principio, desde los años 90, es ir más allá de los compromisos públicos. En 2018 empezó un plan para producir el doble con la mitad de emisiones y se convirtió en nuestra base. El primer paso es el 2030 a donde tenemos que llegar con  25% menos de emisiones, con varios factores que van a impactar positivamente y otros que necesitan mejorar, en los distintos factores que contribuyen en el proceso, como la electrificación y el traslado a energías renovables. La industria química es muy dependiente de energía. Y en el camino del 2030 al 2050 vamos a depender mucho de nuevas tecnologías, nuevas fuentes de energía, como el hidrógeno verde, que facilitaría la producción.

Tenemos una ruta muy bien mapeada, donde monitoreamos casi de manera mensual cómo va la reducción de la huella y qué podemos hacer para ajustar los procesos.

¿Pero llegan al 2050?

Sigue siendo la meta de toda la compañía, en todas sus plantas productivas.

El gran reto

Cómo se puede ser una industria química, intensiva en uso de materias primas, energía y además tener el propósito de «química para un futuro sustentable».

Ese es el gran reto de la economía hoy. No solo de la industria química, de todas, de nosotros como sociedad, como ciudadanos. Basf tiene un largo recorrido, es una empresa centenaria,  158 años, en el merado químico y siempre ha tenido en su ADN la innovación. Inventó el índigo sintetico; los fertilizantes, como el amonio, que ayudó al incremento de la producción agroindustrial. Es una compañía que tiene química, innovación y sostenibilidad en su ADN.

¿Cómo hacer química siendo sostenibles? La química es parte de la naturaleza, es una de las ciencias naturales, nos relacionamos con ella todo el tiempo, desde que despertamos hasta que nos dormimos, está en nuestro día a día. ¿Cómo hacer «química para un futuro sustentable», ¿cómo dar ese aspecto material? Eso orienta todas las acciones de la compañía, desde la utilización de recursos, sustituyendo los fósiles, la química del petróleo y el gas natural, hacia una química de recursos sustentables, que utiliza recursos naturales. Es también el gran reto de nuestra sociedad. Avanzar hacia  una economía circular, a una economía verde que tiene respeto con el medio ambiente y las personas.

Hace un par de años, Basf comunicó que transformaría todos sus procesos hacia una economía circular, ¿Cómo ha sido ese desafío? ¿Cuánto va a costar llegar a eso?

Es un camino que hay que trazar por la urgencia climática. Es clave. No nos resta mucho tiempo para hacer esa transición. Vivimos y sufrimos los efectos del cambio climático, inviernos más duros, veranos más calientes, mas lluvias, más sequías. Ese desbalance en el medio ambiente, causado por los gases de efecto invernadero que el hombre puso en el ambiente, ya es una realidad. Y aunque algunos pocos duden, lo es y hay que enfrentarlo. Y eso pasa por la transición energética, utilizar fuentes renovables, en vez de petróleo y gas natural y por la economía circular.

El concepto actual que se impuso tu extraes, consumes y desechas, ya no sirve. Sabemos que los recursos naturales son finitos. Tenemos conciencia que consumimos más recursos que los que la tierra puede restablecer. Estamos consumiendo lo de las generaciones futuras.  Sustentabilidad tiene que ver con eso, con garantizar recursos para la humanidad, para las próximas décadas, siglos y generaciones.

Eso se hace que la circularidad, que ya empezó en algunos sectores, se deba escalar, acelerar. Se habla mucho de aprovechamiento de desechos, pero se trata de recursos que se pueden usar para otras etapas. Consumimos mucho y desechamos mucho,  cambiar de mentalidad en la industria y en nosotros como ciudadanos consumidores es un largo camino por recorrer.

Avanzados en energía

¿Cómo evalúa la realidad de América Latina en términos de sostenibilidad?

En Sudamérica hay soluciones renovables,  verdes, con gran abundancia. Chile es un gran productor de energía eólica, solar y tiene una capacidad de expansión importante. Además de un futuro muy promisorio con el hidrógeno verde. Chile tiene una estrategia, una política nacional para atraer inversiones.

En términos de energías renovables, es una región mucho más avanzada que otras . En Brasil desde los años 70 se invierte en investigación y tecnología  con el etanol. Y se puede ir mejorando mucho, con el hidrógeno, por ejemplo. América Latina tiene ejemplos muy concretos que enseñarle al mundo.

En una economía baja en carbono, donde las emisiones son clave, y pueden hacer una distinción en términos de competencia, pienso que los productos y los procesos que tenemos en Sudamérica son ya bastante avanzados, pero hay que seguir mejorando. Esto es un progreso continuo y hay soluciones que dependen de mucha investigación y desarrollo en términos de tecnología para bajar aún más la huella de carbono de productos.

¿Cuál es la realidad de Chile en este contexto?

La planta se nutre de energías renovables, compramos certificados. Estamos en un escenario bastante interesante en cuanto a reducción de emisiones. En la industria química el 70% de la huella de carbono proviene de las materias primas, de los insumos. Es clave trabajar en alianza con proveedores para bajar esa huella o trabajar con materias primas renovables.

Desde hace un tiempo tienen un sistema de medición de huella de carbono de todos los productos, ¿cómo opera eso?

La importancia de eso es permitir la gestión y la reducción de los gases de efecto invernadero de Alcance 3. Como en Concón, trabajar con los proveedores para tener materias primas más bajas en carbono, permite a la empresa trabajar ese 70% que corresponde a materias primas. Para saber cuál es la huella de carbono, los proveedores tienen que tener ese cálculo. BASF hizo el esfuerzo de seguir metodologías internacionales, ISO y normas que el mercado usualmente respeta y desarrollamos un cálculo que distribuye la carga total de BASF por cada uno de los 45 mil productos, que no son pocos, de todas las unidades del mundo.

Lavado corporativo

¿Cómo trabaja una empresa intensiva en materias primas, con una huella de carbono alta, aunque esté en reducción, para evitar el lavado verde y acusaciones de este tipo?

BASF tiene un largo camino en sostenibilidad y una de las cosas en la que siempre  hemos tenido mucho cuidado es en los cálculos, en tener control de los datos, de los números, de los procesos. En América Latina tenemos una fundación que hace mediciones de impacto de sostenibilidad, como huella de carbono, hídrica, utilización de suelo, agua, etc. Todos factores que se calculan en una metodología de ciclo de vida. Cuando hablamos de sostenibilidad, tenemos datos  científicos, basados en normas internacionales.

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