Fruticultura chilena y sus desafíos de sostenibilidad
Un empresario agrícola no puede sobrevivir exclusivamente impulsando iniciativas sociales y medioambientales que generen un impacto positivo en estos aspectos materiales sin considerar el negocio y la visión del mismo, o sea la gobernabilidad.

La industria frutícola chilena, que por décadas fue un ejemplo global de productividad, eficiencia y calidad técnica hoy día vive momentos clave (por no decir complejos e incluso críticos) que afectan y pueden determinar la sostenibilidad del negocio en el tiempo. A la ya extendida y aguda crisis hídrica se suma una crisis de competitividad que está afectando severamente al negocio; uva de mesa, arándano, citricos, pomáceas, nueces, son ejemplos de sectores duramente golpeados por la globalización del negocio, la competencia de países vecinos y, digámoslo, en muchos casos falta de competitividad y gestión empresarial.
La sostenibilidad se refiere a la capacidad de la empresa para mantener su rentabilidad a largo plazo, no solo en términos económicos, sino también en términos sociales y medioambientales. Por lo tanto, si la empresa no considera estos factores en su modelo de negocios, en el largo plazo podría enfrentar desafíos que podrían poner en peligro su rentabilidad y supervivencia.
Un empresario agrícola no puede sobrevivir exclusivamente impulsando iniciativas sociales y medioambientales que generen un impacto positivo en estos aspectos materiales sin considerar el negocio y la visión del mismo, o sea la gobernabilidad. Un negocio agrícola de baja rentabilidad, eficiencia y competitividad no puede sostener cambios e inversiones que apunten por ejemplo a disminuir la huella hídrica o de carbono, no puede sostener inversiones en eficiencia energética, inversiones en el mejorar la biodiversidad y regenerar el suelo o inversiones en el capital humano de la compañía. Sin una buena gobernanza y estrategia clara, el negocio se hace insostenible.
Los criterios de evaluación de sostenibilidad ASG (ESG en Ingles) desde su inicio han sido utilizados por empresas corporativas, inversionistas y áreas de finanzas para evaluar el riesgo de sostenibilidad de una empresa. En Chile la NCG N° 461 ha establecido para las compañías con activos sobre los 20 millones de UF la obligatoriedad de incluir en sus reportes financieros anuales aspectos materiales de Finanzas Sostenibles alineado a la normativa internacional bajo criterios ASG. Tradicionalmente empresas globales, lideres y muy exitosas han liderado los cambios y la agenda de sostenibilidad e ESG.
¿De que le sirve a una empresa agrícola que no está obligada a reportar y tampoco pertenece a un holding global, adoptar una visión de sostenibilidad bajo estándares ASG? La respuesta es clara: una empresa agrícola con un modelo de negocio sostenible de seguro será más eficiente, con costos operacionales más bajos y controlados; un personal motivado, comprometido que impactará en la productividad; ahorro en uso de agua, energía, insumos, etc. En resumen las variables productivas controladas e impactando positivamente en el negocio.
De este forma, los CEOs de las empresas agrícolas deben ser capaces de definir lineamientos estratégicos para enfocar la empresa hacia un futuro empresarial sostenible y exitoso. Algunos aspectos a considerar:
- Promover la innovación y la tecnología para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y optimizar la producción.
- Implementar prácticas agrícolas sostenibles, reducir el impacto ambiental y mejorar la biodiversidad.
- Monitorear tanto huella hídrica como huella de carbono. Incorporar tecnología de control y ahorro.
- Mejorar la gestión de residuos y reducir el uso de agroquímicos, fomentando alternativas más respetuosas con el medio ambiente.
- Desarrollar una cadena de suministro ética y sostenible, estableciendo relaciones de largo plazo con proveedores y clientes.
- Incorporar la sostenibilidad en la toma de decisiones estratégicas y en la gestión del negocio.
- Establecer indicadores y métricas de sostenibilidad para monitorear y evaluar el progreso.
- Implementar sistemas de gestión de calidad e inocuidad que garanticen la seguridad del producto.
- Mejorar la eficiencia y rentabilidad del negocio a través de la gestión de costos y la diversificación de productos y mercados.
- Promover la formación continua del personal y fomentar una cultura de sostenibilidad en la empresa.
En resumen, una empresa agrícola que es capaz de medir su sostenibilidad normalmente tiende a ser exitosa, rentable, con mejor reputación y menor índice de riesgo financiero. Las puertas se abren a nuevas oportunidades de negocio, recapitalización y financiamiento y mayores utilidades.