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13/09

Valora: «La confianza de los gobiernos con las emisiones de bonos soberanos es clave para animar a otros emisores»

Experto regional en sustentabilidad, Pablo del Arco, reconoce el crecimiento que han tenido las emisiones "etiquetadas" en la región y las oportunidades que se abren en este mercado. En conversación con ESGHOY habló de los desafíos para el sector privado.

Para el director para América de Valora Consultores, Pablo del Arco, aunque México es quien lidera la colocación de bonos etiquetados en América Latina, reconoce que Chile fue el primer emisor de un bono soberano en la región «y hasta la fecha el único país que ha emitido en las cuatro categorías: verdes, sociales, sostenibles y vinculados a sostenibilidad».

En ese contexto advierte que «la confianza de los gobiernos con los bonos soberanos es clave para animar a otros e ir en línea con los  planes de desarrollo y contribución a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas».

En esta entrevista con ESGHOY, el experto repasa la realidad de la región y los desafíos para el sector privado que, desde su mirada, deben ser «congruentes» con su compromiso con la sostenibilidad, no solo con el objetivo de captar deuda.

¿Cuál es la realidad de los bonos sostenibles en América Latina?

Los bonos etiquetados representan un 21% del total de la deuda emitida, muy por encima del 5% que significan a nivel global, lo que se atribuye al enorme potencial de recursos naturales y la necesidad de avanzar en inclusión y desarrollo social. De igual manera refleja cómo los emisores han reaccionado para atender el interés de inversionistas extranjeros.

En 2022 se produjo, sin embargo, una disminución de 36% respecto al año precedente, quedando en US$ 40,8 mil millones de dólares. Las razones se encuentran en la propia contracción del mercado de deuda, ante el aumento de las tasas de interés. En cuanto a la fotografía de esas emisiones, por tipo de etiqueta, muestra una participación más destacada de los bonos sostenibles (51%), tanto con fines sociales como ambientales; les siguen los bonos vinculados a sostenibilidad (21%), más flexibles en el uso del capital, con objetivos ASG. Estos últimos están siendo mejor recibidos por los sectores de la economía real.

En cuanto a la naturaleza de los emisores, en 2022 siguen liderando las empresas (corporativos) con un 41% del total si integramos sector financiero.. Los bonos soberanos ya representan el 34%, y los bonos locales avanzan tímidamente por encima del 1%, el resto corresponde a la banca de desarrollo y entidades respaldadas por gobiernos.

¿Qué países están más avanzados? ¿Cómo evalúas la situación chilena?

La situación en América Latina es muy dispar, por las notables diferencias de tamaños de mercado, de actividad y apertura al exterior. Los bonos soberanos ya representaban a finales de 2022 un volumen de US$ 49,9 mil millones, considerando el acumulado desde 2014. La mayoría de las emisiones se han realizado en los últimos dos años, ya que a mediados de 2020 sólo se llevaban contabilizados US$ 9,2 mil millones.

Si bien es México hoy el principal tractor de esta tendencia, Chile fue el primer emisor de un bono soberano etiquetado en la región y hasta la fecha el único país que ha emitido en las cuatro categorías: verdes, sociales, sostenibles y vinculados a sostenibilidad. El total acumulado es de US$ 43,2 mil millones, con 27 emisores y 60 bonos emitidos. Además, el gobierno de Chile es el principal emisor de bonos verdes en la región, con cuatro operaciones que suman US$ 7,4 mil millones y fue el primero del mundo en emitir un bono soberano vinculado a sostenibilidad, por US$ 2 mil millones.

La confianza de los gobiernos con las emisiones de bonos soberanos es clave para animar a otros emisores, además de ir alienada con sus planes de desarrollo y la contribución a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Ventajas reputacionales

¿Qué tan complejo es hoy para una empresa latinoamericana emitir “bonos verdes”?

La complejidad hoy reside en el contexto de las tasas de interés, que ha hecho caer el conjunto de las emisiones de deuda. Un estudio de Fitch Ratings arroja una reducción de 37% en comparación a 2021. Se suman otros aspectos propios, como la incertidumbre política, posibles intervenciones gubernamentales en sectores estratégicos, entre otros aspectos. Que arroje una mayor dificultad o costo, es un tema a debatir. Los costos adicionales frente a una emisión tradicional pueden ir asociados a la necesidad de acreditación por parte de un tercero en la emisión del framework y el compromiso adquirido con la generación de reportes post emisión, pero no es significativo frente a los beneficios que supone, con negociaciones en que la demanda sobreescribe con mucho la oferta y las ventajas asociadas para la reputación de la empresa.

¿Qué tipo de empresas son las que tienen más oportunidades? ¿Qué tipo de bonos sostenibles específicamente?

En la mayoría de los mercados de la región, las emisiones etiquetadas han comenzado por la banca, lo que le ha permitido obtener recursos que canalizar a través de productos de crédito verde y/o de inclusión, por ejemplo, para el financiamiento de pymes, incluso con un componente de género.  Los mayores desafíos los encontramos en las empresas de sectores de la economía real. Esto por la exposición a calificaciones de riesgo y a un grupo diverso de tenedores que suponen los bonos, frente a opciones de crédito directo con las entidades financieras. Requiere del refuerzo de su gobernanza corporativa, además de mayor transparencia en su rendición de cuentas. Respecto a que sean bonos etiquetados, existe menor apetito por los temáticos (verdes, sociales y sostenibles), debido a que el uso de los recursos está restringido a los proyectos declarados en el framework de emisión. Resultan más atractivos para estas empresas los bonos vinculados, con mayor flexibilidad de los recursos.

Sin embargo, los bonos vinculados si requieren previamente del desarrollo de estrategias de sostenibilidad robustas, basadas en ejercicios de materialidad para determinar los temas clave, con un cuadro de mando de indicadores para su monitoreo y objetivos establecidos de medio plazo. Estos esfuerzos son base para la continuidad de la compañía en el tiempo y no deben ser vistos como una condición para la emisión del bono. Más bien, el hecho de haber alcanzando un nivel de madurez estratégico y de gestión que se materialice en la existencia de una estrategia de sostenibilidad, es que se premia con la posibilidad de utilizar dicho mecanismo  aportando a la compañía recursos y una diversificación de sus fuentes de fondeo, además del refuerzo de reputación.

Exito y congruencia

¿Qué pasos deben cumplir las empresas para tener una emisión exitosa?

En primer lugar deben ser congruentes, esto es, que el compromiso con la sostenibilidad no sea esporádico y con objeto de la captación de deuda. Si cuentan con estrategias de sostenibilidad, involucramiento de las diferentes áreas, del nivel directivo, y transparencia sobre su desempeño ASG, esto queda asegurado.

Tener claridad sobre el uso que se quiere dar a los recursos a captar es clave, si se requiere para proyectos específicos, en cuyo caso se evalúa el tipo de bono temático y el marco de referencia, o un uso más amplio, optando entonces por los vinculados.

El desarrollo del framework es un paso muy relevante, ya que presenta el “caso de sostenibilidad” al mercado. Se debe apegar a los estándares seleccionados, ya sean de ICMA (International Capital Market Association) o CBI (Climate Bonds Initiative). De igual manera el involucramiento del tercero, en la revisión independiente del apego a dichos estándares/principios, en cualquiera de las modalidades en que ésta puede realizarse.

Disponer de un comprador ancla es crítico, además de ayudar a movilizar a otros potenciales tenedores complementarios que se sumen; ese rol lo está haciendo en la actualidad en la región la banca de desarrollo. Destaca especialmente la contribución de BID Invest, que a cierre de 2022 había contribuido a estructurar y asegurar más de 30 emisiones de bonos temáticos y vinculados a la sostenibilidad.

 Nuevas normas

¿Hacen falta mayores normativas?

Las que realmente van a ayudar al desarrollo del mercado son las que promueven la agenda de transición energética y descarbonización en los países. Desde la perspectiva ambiental, y las medidas para reducir la desigualdad, en la vertiente social. Con apoyo financiero directo y/o exenciones fiscales, se facilitará en las empresas la articulación de proyectos que puedan ser fondeados mediante bonos temáticos. De igual manera, las regulaciones sobre transparencia ASG, que hasta la fecha se concentran especialmente en los emisores de valores, facilitan también el camino, incluso para los vinculados, al requerir de las empresas esfuerzos de gestión de sostenibilidad ante la presión de la información pública.

Pero la mayor contribución de los estados no debe estar en agenda legislativa, sino en la propia confianza en sus mercados, a través de las emisiones de bonos soberanos y la adopción también de estos mecanismos por entidades administrativas supranacionales.

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