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La inédita guía chilena que obliga a integrar el cambio climático en la Evaluación Ambiental Estratégica

Publicada en 2023, la Guía que incorpora el Cambio Climático en Instrumentos de Ordenamiento y Planificación Territorial cuenta con un marco metodológico obligatorio que exige a ministerios, gobiernos regionales y municipios integrar mitigación y adaptación en planificación de territorios.

Más que un manual técnico, la Guía de Evaluación Ambiental Estratégica para incorporar el Cambio Climático en Instrumentos de Ordenamiento y Planificación Territorial, elaborada por el Ministerio del Medio Ambiente, refleja una transformación en la forma en que Chile concibe su desarrollo territorial.

Según el propio documento, la Evaluación Ambiental Estratégica es el instrumento que permite anticipar los riesgos climáticos y asegurar que las decisiones de planificación se tomen «de manera informada, participativa y sustentable». ¿En la práctica? Que la mitigación y adaptación al cambio climático dejan de ser conceptos abstractos para convertirse en condiciones obligatorias del diseño territorial, presentes desde el inicio en los planes regionales, comunales y sectoriales.

Esto incluye planes como el Plan Regional de Ordenamiento Territorial (PROT), los Planes Reguladores Metropolitanos, Intercomunales y Comunales, así como las Zonificaciones del Borde Costero. Cada uno de ellos deberá, desde su etapa inicial, analizar riesgos climáticos, definir medidas de mitigación y establecer sistemas de seguimiento y evaluación.

Cambio climático y planificación

La guía parte de un diagnóstico claro: Chile es altamente vulnerable al cambio climático. Cita las proyecciones del IPCC (2022) muestran aumentos sostenidos de temperatura, disminución de precipitaciones y eventos extremos más frecuentes, lo que pone en riesgo la sustentabilidad de los territorios. Ante este escenario, el documento busca cerrar una brecha histórica: la desconexión entre las políticas climáticas y los instrumentos de ordenamiento territorial. Hasta ahora, muchos de ellos se elaboraban sin considerar variables como vulnerabilidad hídrica, pérdida de ecosistemas o emisiones urbanas.

«La EAE es el instrumento clave para anticipar los riesgos del cambio climático en los territorios», escribió la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, en la presentación del texto, subrayando que el ordenamiento territorial tiene un rol estratégico en la mitigación y adaptación.

La guía operacionaliza el artículo 43 de la Ley Marco de Cambio Climático (Ley N° 21.455), que ordena incorporar consideraciones ambientales y climáticas en toda planificación territorial. Para lograrlo, propone una metodología de cuatro fases integradas dentro del proceso de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE):

  1. Fase de contexto y enfoque: identificación de amenazas climáticas, actores clave y políticas vigentes.
  2. Fase de diagnóstico ambiental estratégico: análisis de vulnerabilidades y de información climática local.
  3. Fase de evaluación y directrices: definición de medidas concretas de mitigación y adaptación.
  4. Fase de seguimiento: monitoreo de resultados y efectividad de las acciones.

La secuencia metodológica se apoya en «preguntas orientadoras», ejemplos por nivel territorial y enlaces a fuentes de información técnica, como el Atlas de Riesgos Climáticos, los Planes de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC) y la Estrategia Climática de Largo Plazo.

El desafío de aplicar la EAE climática

Aunque su aplicación es obligatoria, la guía enfrenta un obstáculo común en las políticas climáticas: la falta de capacidades técnicas en los municipios y gobiernos regionales. La EAE climática requiere integrar datos científicos, cartografía de riesgos y análisis prospectivos, procesos aún incipientes en muchos territorios.

Por eso, el texto insiste en que el cambio climático debe tratarse como una «condición territorial transversal», presente desde el inicio en cualquier planificación, no como una evaluación posterior o correctiva.

En el largo plazo, su implementación efectiva podría transformar la planificación urbana y regional, al exigir que los proyectos de desarrollo, infraestructura y vivienda se diseñen con criterios de resiliencia climática.

Mitigación, adaptación y monitoreo permanente

La guía establece dos ejes de acción: mitigación, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y adaptación, orientada a fortalecer la resiliencia ante impactos climáticos.

Entre los instrumentos que entrega como referencia figuran la Política Energética Nacional 2050, la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos Chile 2040, la Estrategia Nacional de Electromovilidad y el Plan de Mitigación del Sector Energía.

Además, introduce el uso de un Sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV), inspirado en estándares internacionales, para medir el avance real de cada medida climática implementada en los territorios.

Del nivel central a lo local

La guía consolida el esquema de gobernanza definido por la Ley Marco, donde el Ministerio del Medio Ambiente lidera la coordinación junto al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, el Comité Científico Asesor, los CORECC regionales y las municipalidades.

A más de un año de su publicación, la Guía de Evaluación Ambiental Estratégica para incorporar el Cambio Climático sigue siendo un documento poco conocido, pero con un potencial enorme para orientar la acción pública frente a la crisis climática.

 

Aquí puedes ver la Guía completa.

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