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20/10

Las decisiones del gigante LEGO en su camino a la sustentabilidad

La multinacional tuvo que desechar la campaña "De botellas a ladrillos", tras llegar a la conclusión que las emisiones de carbono serían mayores aguas abajo. Eso al analizar las emisiones de Alcance 3 que pocas compañías reportan, aunque suelen ser 10 veces mayores que las de Alcance 1, según los expertos.

El mayor fabricante de juguetes del mundo, LEGO, ha construido una reputación no solo por la durabilidad de sus ladrillos, sino también por su sustancial inversión en sostenibilidad. A pesar de obtener ganancias anuales de poco más de US$ 2 mil millones en 2022, la compañía prometió invertir US$1,4 mil millones para reducir las emisiones de carbono para 2025.

Por eso, sorprendió cuando el Financial Times informó que LEGO se retiraba de su ampliamente publicitada iniciativa «De Botellas a Ladrillos» e ilustra la complejidad de la tarea ambiental y los desafíos a los que las empresas se enfrentan durante el viaje.

Según la publicación, no fue fácil para la multinacional anunciar el fin del ambicioso proyecto que tenía como objetivo reemplazar el plástico tradicional con uno hecho de botellas recicladas. Pero al evaluar el  impacto ambiental del proyecto en toda su cadena de suministro, descubrió que producir a partir del reciclaje requeriría materiales y energía adicionales para hacerlos lo suficientemente duraderos, generando mayores emisiones de carbono.

El cambio de enfoque de la sostenibilidad en LEGO es solo el inicio de una tendencia más grande en la que las empresas están buscando soluciones sostenibles para todas las etapas de sus cadenas de suministro dentro de una economía circular, dicen los expertos.

La huella en la cadena de suministro

Comprender la huella de carbono completa de una empresa implica analizar tres tipos de emisiones:  las de alcance 1, que son generadas directamente por las operaciones internas; alcance 2 que son causadas por la generación de electricidad, vapor, calor o enfriamiento. Y las de alcance 3, generadas por la cadena de suministro de una empresa, desde los proveedores aguas arriba hasta los distribuidores y clientes finales.

Menos del 30% de las empresas informan emisiones de alcance 3 significativas, en parte porque son difíciles de rastrear, aunque son, en promedio, 11,4 veces mayores que las 1, según datos de divulgaciones corporativas informados a la organización sin fines de lucro CDP.

LEGO es un ejemplo de esta distribución desigual y de la importancia de rastrearlas, pues un 98% de sus emisiones se clasifican en 3.

Más que simples palabras

El artículo sostiene que «son significativas, pero a menudo no se miden ni informan, los consumidores tienen razón al preocuparse de que las empresas que afirman tener bajas emisiones puedan estar llevando a cabo greenwashing sin tomar medidas para reducir las emisiones en sus cadenas de suministro para combatir el cambio climático».

Es posible que a medida que más inversionistas respalden la inversión sostenible, prefieran invertir en empresas que sean transparentes al divulgar todas las áreas de emisiones. Consumidores,  inversionistas y gobiernos exigirán más que simples palabras.

El ejemplo de LEGO sirve como advertencia en el complejo panorama ESG para el cual la mayoría de las empresas no están bien preparadas. A medida que más compañías sean sometidas a escrutinio por su huella de carbono completa, es posible que se enfrenten a verdades incómodas.

Esto requiere – de acuerdo a la publicación- una comprensión matizada de la sostenibilidad, no como una lista de buenas acciones, sino como un proceso complejo y continuo que requiere vigilancia, transparencia y, sobre todo, un compromiso con el beneficio de las generaciones futuras.

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