opina Ximena Vial
20/06

Más allá del riesgo-retorno: el impacto

Así como el agua, el dinero hace crecer todo aquellos donde lo dejas caer. Con ese poder acelerante, la pregunta que queda hacernos es, ¿qué es lo que queremos ver prosperar en nuestra economía?

Así como hoy parece inconcebible que hace algunas décadas se permitiera fumar en el supermercado, incluso en hospitales y aviones, en unos años más, a mis hijos seguro les parecerá igualmente ridículo que no hayamos pensando en invertir en industrias que mitiguen el daño al medioambiente. Será curioso, insisto, que la actual regla de evaluación de inversión se acote al riesgo-retorno, cuando sabemos que existe un tercer elemento a considerar: el impacto.

Así como el agua, el dinero hace crecer todo aquellos donde lo dejas caer. Con ese poder acelerante, la pregunta que queda hacernos es, ¿qué es lo que queremos ver prosperar en nuestra economía?

De la pregunta a la acción, los europeos, de la mano del GSG, y USA con el empuje de la Rockefeller Foundation, son los lideres impulsando la inversión de impacto a nivel global, un enfoque de inversión que busca promover a aquellas empresas que en su core de negocios solucionan problemas sociales o medioambientales, sin dejar de ser rentables.

Esta estrategia de inversión, que ya superó la marca del billón de dólares a nivel global el 2022, al incorporar el trinomio del riesgo-retorno-impacto, atrae capital privado hacia la solución de problemas que el sistema público no está siendo capaz de resolver, resultando en un complemento eficiente, especialmente en economías como las nuestras.

En Chile, aún incipiente y muy de nicho, la inversión de impacto se ha venido desarrollando de la mano de algunas familias de alto patrimonio, donde las nuevas generaciones han presionado a sus padres o abuelos para ir modificando sus carteras de inversión hacia una más sostenible.

La clave para madurar como industria es el escalamiento. Para ello se necesita seguir promoviendo y articulando el ecosistema, como bien lo está haciendo el Global Steering Group Nab Chile, así como derribar mitos como que la inversión sostenible en general no es rentable. Acá no estamos hablando de filantropía, que loable en su quehacer no es capaz de abordar en su totalidad los desafíos sociales y medioambientales de forma significativa. La rentabilidad es el trampolín para hacer de estas inversiones un modelo escalable y sostenible.

Como todo pajarito nuevo, la inversión sostenible, ESG, de impacto u otro enfoque que no solo considera las variables financieras en la calculadora, no han estado exentos de polémica. Con la amenaza inminente del greenwashing ha estado en tela de juicio la veracidad de éstas. La inversión de impacto acorta en gran parte estas asimetrías, al hacerse cargo de medir y reportar el impacto prometido, garantizando al inversionista mayor transparencia para poder alinear sus inversiones a sus propósitos.

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