opina
22/01

Principales desafios en sostenibilidad 2024

En el arranque del año es interesante reflexionar sobre los principales retos que abordarán las empresas, a partir de su trayectoria previa y la evolución de sus contextos de operación y necesidades de fondeo, aquí una propuesta.

Cerramos un 2023 desafiante en sostenibilidad, con responsabilidades ya extendidas a lo largo de diferentes equipos en las empresas, y a nivel gerencial y de directorios. Lo que se visualizaba como una moda se asienta ahora en regulaciones, que conectan además con las oportunidades de negocio y la resiliencia en la respuesta a riesgos de continuidad de negocio. En el arranque de 2024, es interesante reflexionar sobre los principales desafíos que abordarán las empresas, a partir de su trayectoria previa y la evolución de sus contextos de operación y necesidades de fondeo. A continuación, una propuesta de las principales:

  • Atender el contexto regulatorio sobre reporting e información pública, especialmente con la entrada en vigor en la UE de la CSRD (Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad), y las disposiciones sobre información climática de la SEC, que se esperan para abril; sumando en Latinoamérica a las normativas de países más avanzados como Chile (NGC 461 de la Comisión del Mercado Financiero) y Colombia (Circular 031 de la Superintendencia Financiera). Tienen en común la atención de los riesgos y oportunidades climáticas conectadas con sostenibilidad, y en el caso de la CSRD va más adelante con la integración también de los impactos sobre el conjunto de los grupos de interés (materialidad de impacto). Están también alineadas con las normas NIIF de sostenibilidad del ISSB de la IFRS Foundation, lanzadas en 2023 con un calendario global de adopción a partir de la información contable de este nuevo año.
  • Evitar el greenhushing, ante la controversia generada por campañas sobre el propósito ambiental y/o social de productos, servicios y de las propias compañías. Ésta responde sobre todo a la polarización política y social, especialmente en Estados Unidos, que incluso está generando rechazo a la Agenda 2030 y los ODS. Muy mediáticos han sido los casos de Bud Light y Target, entre otros. Está llevando a las compañías a no comunicar sus buenas prácticas, más allá de lo estrictamente regulatorio, pero dificulta la conexión con el público y la generación de alianzas.
  • Relacionado con el punto anterior, evitar el fenómeno opuesto, de greenwhasing, que está afectando especialmente a las compañías en relación con las características eco de sus productos y los objetivos/compromisos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y net zero. Destaca también la evolución regulatoria al respecto, con el liderazgo de la Unión Europea, donde el Parlamento y el Consejo ya alcanzaron en 2023 un acuerdo provisional de directiva que prohíbe declaraciones genéricas sobre el medio ambiente, actualiza la lista de prácticas comerciales prohibidas y hacer más visible la información sobre la garantía, entre otras medidas. También existen avances previstos en normativa en Reino Unido y EUA.
  • Pasar de la fijación de objetivos de reducción de emisiones y net zero a la implementación efectiva de las medidas que se requieren para la descarbonización de las operaciones. Trabajar especialmente en el desafío que suponen las cadenas de valor, conectado con la inclusión de las emisiones Alcance 3 en las regulaciones y normas de reporting. De igual manera pasar a ser proveedores de soluciones, bienes y servicios, asociados a la agenda de descarbonización, así como modificaciones de procesos que supongan ventaja competitiva.
  • Consolidar la gobernanza climática, con la activa participación del nivel gerencial y el directorio, y la integración de la respuesta a los riesgos dentro de los planes corporativos. El marco de recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD) es la base del desarrollo regulatorio señalado en el primer punto. Punto principal a trabajar en la G del ASG.
  • Disponer del conjunto de datos necesarios para trabajar los puntos anteriores, especialmente atender los requerimientos de reporte. Igualmente entender que su potencial va más allá, que sirve para aprovechar nuevas oportunidades de negocio y eficiencias operativas, entre otros aspectos.
  • Aprovechar el potencial que la inteligencia artificial brinda en sostenibilidad y atender los posibles riesgos asociados. Ésta contribuye en positivo con el mayor alcance en las soluciones que brindan acceso a energía, agua, alimento y otros insumos, y la eficiencia en los procesos. Por el contrario, suscita riesgos como el estrés energético para nutrir la infraestructura necesaria, el incremento de las desigualdades por la gestión y resultado de los algoritmos y la data incluida, la violación de la privacidad de los datos y la afectación al empleo, especialmente porque las oportunidades van asociadas a formación no disponible de manera extendida.
  • Atender la S del ASG, luego de la priorización dada a la agenda ambiental, especialmente la climática. Incluye el desarrollo de iniciativas más allá de lo cosmético, transformadoras por ejemplo de la manera en que se vive la diversidad e inclusión, las condiciones laborales y el conjunto del bienestar de los colaboradores. En relación a las comunidades, un abordaje de la incidencia de las actividades de la empresa, diferenciando claramente de medidas filantrópicas menos prioritarias.
  • En la A del ASG, las compañías se encuentran ante la necesidad de atender otros riesgos relacionados con la naturaleza, más allá de los climáticos inicialmente priorizados. Esto especialmente ante las consecuencias que el agotamiento de los recursos puede tener en las operaciones y negocios, en muchos casos relacionados con la pérdida de biodiversidad. Con el lanzamiento en septiembre pasado del marco del Task Force for Nature-related Financial Disclosures (TNFD), se facilita disponer de una referencia reconocida internacionalmente, incluyendo por los grupos de interés de perfil financiero.
  • Avanzar en el escrutinio de las prácticas ambientales y sociales en las cadenas de suministro, así como de su gobernanza y gestión ética. Asociado a evolución normativa, especialmente en Europa, de países en particular como Francia y/o Alemania, al conjunto de la Unión, con el Reglamento de cadenas libres de deforestación y la directiva en aprobación final sobre debida diligencia en sostenibilidad. En América Latina tienen impacto relevante en las empresas que exportan, y también se están dando los primeros anuncios de esquemas regulatorios locales de debida diligencia, como la propuesta de ley ya generada en Perú para su discusión en la cámara legislativa.
  • Aprovechar las oportunidades de fondeo en conficiones más ventajosa si asociada a proyectos y/o objetivos relacionados con sostenibilidad, tanto en forma de crédito como de emisiones de deuda (bonos). Estas condiciones están asociadas a la mayor confianza que brindan las empresas que cumplen los criterios, la mayor estabilidad de los activos; asociado a todo lo anterior la sobredemanda de los inversionistas, que se traduce en un diferencial de valor conocido como “greenium”. A pesar de la contracción de los mercados por las elevadas tasas, que continuarán en 2024, América Latina destaca por su dinamismo en este fondeo; en el caso de los bonos etiquetados, la proporción es del 25% de la deuda total frente al 5% a nivel global (datos de Climate Bonds Initiative).
  • Necesidad de profesionales formados en las principales temáticas asociadas con sostenibilidad, que puedan disponer además de una capacidad integradora de los conocimientos y responsabilidades en las compañías. Una preparación que se requiere también a nivel de los directorios, con especial presión del mercado financiero para que se incluyan perfiles con conocimientos en aspectos como ciberseguridad, cambio climático, diversidad e inclusión, de la mano de una representación más plural.
Compartir